Traje de baño, listo. Lentes de sol, listo. Ropa para el calor, listo. Bloqueador, listo. Cámara, lista. Sombrero, listo. Responsabilidad viajera ¿lista?
Siempre que tenemos un viaje en puerta, nos aseguramos de llevar todo lo que necesitamos, y muchas veces el "por si acaso" viene con nosotros para asegurarnos de disfrutar al máximo nuestra experiencia. Sin embargo, ¿cuántas veces hemos pensado en llevar una perspectiva diferente y una mentalidad de responsabilidad a donde quiera que nos dirigimos? ¿cuántas veces hemos pensado en el impacto (positivo o negativo) que nuestras acciones tendrán en el mundo y en las personas con las que tendremos contacto?
Día a día observamos en las noticias que el nivel de contaminación en los mares, mantos acuíferos y otras zonas naturales aumenta drásticamente y las tasas de discriminación y racismo no parecen disminuir pese a que no encontramos en pleno siglo XXI. Entonces, ¿por qué no hemos cambiado nuestra actitud y nuestros hábitos de consumo cuando viajamos? ¿por qué seguimos regateando al artesano y preferimos adquirir productos que provienen de las grandes trasnacionales en lugar de comprarle al productor local?
Ser un viajero responsable significa transformar nuestra perspectiva para así ser más conscientes en la toma de nuestras decisiones pues éstas son las que cambian al mundo. Si decidimos no rebajar los precios del trabajo de otra persona, si decidimos recoger nuestra basura para no alterar el ecosistema en el que nos encontramos, o si decidimos elegir programas y actividades que promuevan el desarrollo de comunidades, estamos contribuyendo a generar un impacto positivo en el planeta.
Pregúntate siempre antes de viajar cuál es tu propósito y qué huella es la que quieres dejar.
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