¿Cuántas veces hemos comprado una artesanía porque se ve bonita?¿O cuántas otras veces, la hemos adquirido por la gran insistencia que se nos ha hecho por parte de los artesanos?
¿Cuántas veces hemos regateado su precio sin ponernos a pensar en todo el trabajo que implica la pieza que estamos a punto de comprar?
Las artesanías son productos estéticamente agradables y algunos otros también útiles, sin embargo, su valor va más allá del material. El valor más importante que poseen es el simbólico. Los artesanos son artistas, en ellas plasman su forma de ver la vida, sus sentimientos, su cosmovisión y sus tradiciones. Estos objetos gracias a su belleza y creatividad, son consideradas obras de arte que representan miles de años de identidad y significado de un pueblo.
“Cada pieza es única, porque son modeladas, es decir, trabajos manuales, donde la belleza se nota, deja de ser una pieza ornamental para convertirse en algo extraordinario” (2015, Trejo Herrera)
Es imperativo ponernos a pensar en el verdadero valor que las artesanías guardan dentro. No sólo es el material del que está hecho, o de la habilidad de la persona que lo hace, ni mucho menos es la singularidad que las caracteriza. Al pagar por uno de estos objetos, estamos pagando por conocimiento y tradición; estamos reforzando la cultura de una comunidad o pueblo para que siga orgulloso de su identidad. Al decidir invertir dinero en las artesanías, estás pagando directamente al productor, estás cerrando el círculo del comercio justo y estás contribuyendo a la mejora de la calidad de vida de otra persona.
Sabiendo todo esto, ¿seguirás regateando a los artesanos?
Enaltezcamos a nuestros pueblos indígenas y regresemos el valor que se merecen, seamos turistas responsables siempre que visitemos estas comunidades.
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